Hablar siempre implica pensar; por eso, el instructor siempre debe:
Tener conocimiento sobre el tema.
Tener conciencia de lo que dice.
Utilizar el lenguaje adecuado.
Demostrar una personalidad congruente con lo que dice.
Para que la comunicación exista, se necesita otro ingrediente; un receptor. El grado de éxito que se alcanza al transmitir al oyente sus ideas y sentimientos es una manera de medir la efectividad de la comunicación oral.
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